Hay una esquina en la que me dio el primer beso. Tímida, suavemente. Con muchas vueltas, con poca prisa.
En el mismo barrio, con no muchas cuadras de distancia, hay una esquina en la que me dio el último beso. Melancólico, triste. Bañado por lágrimas, con sabor a nunca mas.
Hoy evito ambas esquinas
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