septiembre 26, 2010

Crónicas de una mujer herida

Este sábado hice lo que toda mujer despechada, engañada, y con el corazón destrozado debe hacer.

Primero fui a la peluquería. Ahora tengo un nuevo corte de pelo, reflejos, y las uñas de manos y pies perfectamente arregladas y pintadas de colorado.

Como si esto fuera poco, de ahí fui a pasear mi nuevo look por el conocido shopping de Palermo.
La tarde me dejó como saldo un saquito, dos remeras, una chalina con flores, y una cartera azul.

Hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás existe la credit card.

1 comentario:

  1. Muy bien, calma bastante (siempre y cuando te lo puedas permitir). Sino, no hay mal que la música no pueda curar ;)

    Un besote!

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