Este sábado hice lo que toda mujer despechada, engañada, y con el corazón destrozado debe hacer.
Primero fui a la peluquería. Ahora tengo un nuevo corte de pelo, reflejos, y las uñas de manos y pies perfectamente arregladas y pintadas de colorado.
Como si esto fuera poco, de ahí fui a pasear mi nuevo look por el conocido shopping de Palermo.
La tarde me dejó como saldo un saquito, dos remeras, una chalina con flores, y una cartera azul.
Hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás existe la credit card.
Muy bien, calma bastante (siempre y cuando te lo puedas permitir). Sino, no hay mal que la música no pueda curar ;)
ResponderEliminarUn besote!