septiembre 22, 2010

Capítulo 1

(O ¿puede ser interesante leer una historia cuyo final ya fue anunciado?)

Esteban me volvió a invitar a salir a los pocos días. No pudimos esperar al fin de semana siguiente , nos ganó la ansiedad, y un día después de clases fuimos a tomar algo. Otra noche larga, de mucha charla. No podía durar hasta el amanecer como la anterior salida, porque al día siguiente ambos teníamos que trabajar, pero igualmente se extendió por varias horas.
Esta vez él no se sentó del otro lado de la mesa, sino al lado mío, y me miraba mucho a los ojos, y después me miraba la boca, y se ponía colorado, y hacía largas pausas.
En un momento recorrió suavemente con los dedos la distancia sobre la mesa que separaba sus manos de las mías, pero terminó arrepintiéndose y apenas rozó mi brazo antes de volver a la posición original.
Pero las cartas ya estaban sobre la mesa.
Pasada la medianoche me acompañó a tomar un taxi. Las pocas cuadras que caminamos hasta la avenida fueron en absoluto silencio. Esa misma avenida en la que tantas cosas iban a pasar después...
En silencio también nos quedamos parados, mirándonos, sin saber qué hacer o qué decir. La lluvia nos apuró, y finalmente me dispuse a parar alguno de los autos que se acercaba. Y cuando me moví, dispuesta a levantar la mano, me abrazó.
En el momento que sentí la tibieza de su cuerpo contra el mío dejaron de importarme la lluvia, el frío, la noche y los taxis. El corazón se me salía del pecho. Todavía me acuerdo de eso y no puedo dejar de sonreir: todo lo que pasó después no borra la emoción de ese momento.
Así, abrazados y en silencio, nos mirabamos. Creo que me quería hablar con los ojos. Se ruborizó tiernamente, y apoyó su cabeza en mi hombro. Creo que estaba temblando. Yo. Y él también. Los dos temblabamos.
Respiró hondo, levantó la cabeza, y me dió el beso mas tierno de mi vida. Sentía la adrenalina corriéndome por las venas. Pensé que se me iban a aflojar las piernas.

...

A los 10 minutos ya estaba arriba de un taxi. Era tarde, hacía frío, llovía. Creo que después de los besos apenas intercambiamos un par de palabras.
Pero las sonrisas en nuestras caras hablaban por nosotros.

1 comentario:

  1. me gusta como escribís, aunque venís anunciando el desenlace todo el tiempo (vos misma lo decís no?), parece cantado el final, pero calculo que a vos te sirve, digo, cierta sublimación de lo que sentís escrita en palabras parece que puede tomar forma de un relato que trasmita sentimientos en lugar de historia..

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