septiembre 30, 2010

Cuestión de orgullo

Por momentos me muero de ganas de pasearme por la facultad de la mano de un chongo divino, para que mi ex sienta en carne propia al menos un poquito de lo que yo siento.

(¿será que le va a importar?)

(conversaba hoy del tema con mi hermano, y le conté esto, ante lo cual soltó una carcajada y me dijo "no podés ser tan patética")

Pero sí, puedo.
Y lo pienso.
Es mas, cuando digo "chongo divino" el primero que se me viene a la mente es Pablo, ese chico del cual Esteban siempre estuve tan celoso.
En mi mente ya planifiqué todos los detalles: Pablo es un muy buen amigo mío, y lo conoce a Esteban y sabe lo que sufrí por él y lo mal que se portó conmigo. Si le digo que realmente necesito comerle la boca en la puerta de un aula justo cuando pasan los amigos chusmas de mi ex, yo creo que él se puede llegar a copar.


Pagarle al otro con la misma moneda sólo genera una satisfacción pasajera, lo sé. Pero satisfacción al fin.

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